Psicoterapia infantil. Signos de alarma.

La psicoterapia infantil permite el tratamiento psicológico de los niños. Las edades de consulta empiezan normalmente desde los 4 años, aunque lo cierto es que se pueden presentar ciertos síntomas en niños de menor edad. Veamos cuáles son los signos de alarma a los que debemos prestar atención.

Qué es la psicoterapia infantil

Por definición, la psicoterapia infantil es una forma de tratamiento psicológico que se centra en las necesidades emocionales, sociales y conductuales de los niños.

Persigue un enfoque diseñado en abordar los desafíos y las dificultades que pueden enfrentar los pequeños durante toda su etapa de desarrollo.

Cuando los niños son muy pequeños, pueden tener serias dificultades para expresar sus emociones y comunicar sus preocupaciones de manera verbal. Por lo tanto, la ayuda de un terapeuta le puede venir muy bien, porque se pueden aplicar ciertas técnicas y enfoques adaptados a la edad y el nivel de desarrollo del niño, lo que le podría facilitar la comunicación y el crecimiento emocional.

Signos de alarma

La psicoterapia infantil puede cambiar la vida a los niños cuando se enfrentan a determinados problemas en los que está pidiendo ayuda. Por ejemplo, uno de los signos de alarma principales es si el niño presenta cambios drásticos de comportamiento. Por ejemplo, si de repente se vuelve más agresivo, está siendo irritado, hiperactivo... Podría ser señal de que algo no marcha bien.

Otra señal que debe mantenernos en alerta es si de repente baja su rendimiento escolar o muestra una falta de interés por ir al colegio y aprender, cuando antes le gustaba. Esto podría querer decirnos algo.

Si se producen cambios en los patrones de sueño o alimentación del niño, es otra señal de alarma que debe preocuparnos, porque de nuevo nos quiere decir que algo no marcha como debería.

En todos estos casos donde de repente el niño presenta un comportamiento diferente al que venía presentando, es importante que contemples la posibilidad de la psicoterapia. Además, cada niño es único y el enfoque terapéutico siempre estará adaptado a sus necesidades. Sin duda le podría resultar muy positivo.

Si no puedes, no dudes en pedir ayuda

Si, a pesar de intentarlo y poner todo de tu parte, no consigues que mejore la relación con tu hijo, no dudes en buscar ayuda de un profesional como un psicólogo o terapeuta familiar para así exponer tu caso.

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